y además...

Despierto.
Fin de la inocencia, invade el aturdimiento.
Vuelven los sentimientos
de un largo viaje, soñar.

Donde no hay horizonte, aunque atardecer.
No hay remordimientos, nada que hacer.
Solo soñar. Dejarse llevar,
por la caricia de nuestro ser.

Imaginar y volar son ya rutina.
Lo mas puro del paisaje interior, aparece
en primaveras soñadas.
Un pasaje donde cualquiera, en la oscuridad de la noche,
camina.

Sueño, un mundo de colores, un mundo sin dolores.
Tan imposible de concebir,
Tal vez por eso se llama sueño,
al mas simple y encantador fluir.